The Fed's second round of quantitative easing (QE2) can boost commodities prices through four channels. First, by depressing Treasury yields in the middle of the yield curve and (it is hoped) by inflating prices generally, it can exert downward pressure on the U.S. dollar against other currencies such as the euro.
Of course, this would boost global commodities prices in dollar terms only (it would have the opposite effect on prices in euro terms, for example).
This tranmission channel pertains to all segments of commodities. Equally, it pertains to all other traded goods and services priced in U.S. dollars. QE2 is aimed, after all, at inflating dollar prices.
Second, by generating confidence that the U.S. economy will avert deflation and thus stir up hopes that growth will take off, it can draw speculators into the futures markets for industrial commodities: energy commodities and base metals.
Third, by generating fear of hyperinflation even while boosting high hopes for industrial commodities (in an unusual confluence of events), it can provide support for precious metals. Of course, this support will be iffy and unstable, as with any price support that relies on mere raw feelings such as fear.
Fourth, by depressing Treasury yields (in the middle of the curve), it can draw investors desperate for yield into the asset class.
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La segunda ronda de relajamiento cuantitativo (QE2) de la Fed puede dar ímpetu a los precios de las materias primas por cuatro vías. Primero, al deprimir los rendmientos de los bonos del Tesoro en medio de la curva, puede deprimir el dólar frente a otras monedas como es el euro.
Claro, este fenómeno reforzaría los precios de las materias primas en términos únicamente del dólar (tendría el efecto contrario en las cotizaciones en euros, por ejemplo).
Esta via se aplicaría a todos los segmentos de las materias primas. Asímismo, se aplicaría a la cotización en dólares de cualquier otro bien o servicio transable. El propósito del QE2, recuérdese, es inflar los precios en dólares.
Segundo, si genera confianza en que la economía estadounidense puede evitar la deflación y así despertar esperanzas de que el crecimientos despegue, puede atraer inversión especulativa hacia los mercados de futuros de materias primas industriales: energéticos y metales base.
Tercero, al generar miedo de hiperinflación al mismo tiempo que despertar esperanzas para las materias primas industriales (en una coincidencia de eventos inusitada), puede dar soporte a los metales preciosos. Claro, dicho soporte será incierto e inestable, como suele ser el caso cuando un precio toma su soporte de puros sentimientos primitivos.
Cuarto, al deprimir los rendimientos del Tesoro (a la mitad de la curva), puede incitar a inversionistas en búsqueda desesperada de retornos a entrar en esta categoría de inversión.
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